Arrinconado. Agotadas sus capacidades decisorias y pecuniarias, Pedro ingresa, con la inestimable ayuda de familia, amigos, conocidos, saludados y «generosos» desconocidos, en la más negra depresión. «Instalado» en esta negra fosa, entrega las riendas de su existir a los Servicios Sociales Públicos, para que decidan por él... No imaginaba el neófito, ni en sus más delirantes sueños, el «alambicado» contenido de la esfera en la que había ingresado.