Miguel de Cervantes fue la más cuajada invención de Miguel, por delante de la de su Alonso Quijano. Este protagonista nos descubrió a aquel «personaje» que le pusiera entre unas páginas para público escarnio. Miguel de Cervantes Saavedra se burló a su gusto de Quijano y de la caballería andante a la que representaba. En este bioensayo señaló la espalda de Miguel, nuestro "Príncipe de las letras", para descubrir a ella pinchado el perfil de un muñeco de papel.
Este libro nació con la idea de ser mi «Quijote»: la historia de un «personaje» llamado Miguel que, pluma en ristre, protagonizó unos lances vitales perfectamente risibles y, a veces (pocas) «discretos». Me guio en su composición el mismo afán que a Miguel le dirigió en su «Quijote»: "Poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de caballerías (aquí «cervanterías»).
